LA PASCUA Y LA CONTROVERSIA PASCUAL
Papa San Victor I
En el siglo II se celebra en Asia Menor y en algunos territorios vecinos un "PASSAH " cristiano, que pone desde luego en el primer plano el pensamiento de la pasión del Señor, pero que tampoco excluye la idea de que esta pasión desemboca en la resurrección. Así parece que mantenían el 14 de nisán, siguiendo el uso judío, como fecha de la pascua. La iniciaban con riguroso ayuno, y en uno y otro caso se escuchaba una homilía sobre Éxodo 12. No se trataba, sin embargo, de un día exclusivamente de duelo, pues la celebración tenía un final gozoso con el ágape y la recepción eucarística, la mañaña del 15 de nisán. A esos se les llamaba cuartodecimanos.
En Siria, Egipto, en el Ponte y el occidente latino se practicaba el "PASSAH " dominical, es decir, la celebración de la pascua el domingo siguiente al 14 de nisán. No excluía de la idea fundamental del rito el pensamiento de la pasión del Señor. Iniciábase tal celebración con la expresa memoria de ella e iba unida también a un riguroso ayuno, pues el recuerdo de la pasión era presupuesto para una digna y razonable conmemoración de la resurrección del Señor. la vigilia daba aquí término a estos ayunos pascuales y representaba el tránsito a la alegría pascual por la redención consumada en la resurrección.
San Ireneo de Lyon
Ireneo supone la introducción del "passah dominical " en tiempos del papa Sixto, a comienzos del siglo II. La distinta práctica originó polémicas y discusiones, como lo demuestra la discusión entre Melitón de Sardes y el obispo Claudio Apolinar de Hirápolis (hacia 170) en Asia Menor, discusión en la que intervino también Clemente de Alejandría. Éste, en un escrito especial contra los cuartodecimanos, apelaba a la cronología joánica, y recalcaba que Jesús, el verdadero cordero pascual, había muerto y sido sepultado en un solo día, el de la parasceve del passah. En su réplica, Melitón fundaba el uso cuartodecimano en la datación de los sinópticos según la cual Jesús celebró la pascua antes de su muerte, y a ella había que atenerse también ahora.
San Melitón de Sardes
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